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19/04/2014 10:15 hs

Agricultura de punta en campos marginales

Argentina - 19/04/2014 10:15 hs
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Gracias al riego y a la tecnología aplicada, Estanar logra en Huanguelén rindes equivalentes a la zona núcleo sobre suelos con limitantes

En Huanguelén, en una región del sudoeste bonaerense con importantes limitantes, mucha variabilidad de suelos y lluvias dispares, la firma Estanar hizo una revolución. Convirtió a Las Nenas, un campo tradicionalmente ganadero, en un Fórmula 1 en productividad agrícola, con maíces bajo riego similares a las mejores zonas de producción. Y hubo más: ese establecimiento, que tenía una baja participación en el margen neto global de la empresa, con un 8%, pasó a representar el 30%, compitiendo a la par con otras explotaciones de la misma firma con las cuales estaba en desventaja.

Aquí la materia orgánica va de 4 a 4,5%, un porcentaje interesante. Pero los suelos son muy variables, de clase III a VII, y con poca profundidad. Ya sea por tosca [el campo de Estanar no tiene tanta tosca respecto de otros establecimientos, salvo algunos potreros] o por impedimentos de arcilla. La falta de profundidad es una limitante y hay problemas de drenaje y de posibilidades de que penetren las raíces.

Las lluvias no se lucen. El promedio anual está en torno a 750 mm, con años de 500 mm. No obstante, en la zona hay agua de calidad para que la pueda aprovechar la hacienda.

Otras complicaciones: en verano hay altas tasas de evapotranspiración y baja humedad relativa que se mantiene durante varios días. Por otra parte, suelen haber heladas tempranas.

No es una zona agrícola por excelencia, pero se propusieron trabajar con excelencia. El año pasado, la firma ganó el Premio LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria al Mejor Agricultor.

La actividad de Estanar allí tradicionalmente fue ganadera. La firma posee 3000 vientres, con toda la recría y los machos que se engordan. Además, no sólo produce hembra para reposición propia, sino que lo hace para venta junto a toritos. El 100% del rodeo es Angus puro controlado.

Precisamente, pensando en cómo generar una cantidad abundante de maíz para darle estabilidad a su modelo ganadero, en 2006 instalaron un equipo de riego en 100 hectáreas. De maíces que podían rondar de 4000 a 6000 kilos en secano, con mucha inestabilidad, pasaron a presupuestar con riego de 11.000 a 12.000 kilos.

"Cuando vimos eso, evaluamos la posibilidad de masificar el riego y pasar a una agricultura moderna. Vimos que con riego había mejores resultados", expresó Juan Martín Julianelli, gerente general de Estanar.

De tener un pivote de riego en 100 hectáreas, al año siguiente compraron 16 equipos (hoy poseen 18 en total) y pasaron a regar 2000 hectáreas. "Fue una apuesta enorme, porque los equipos llegaron en agosto y en la misma primavera estábamos regando", señaló.

Esa inversión en riego, que se ubicó en total en unos US$ 4 millones, vino a acoplarse a otra técnica que contribuyó a facilitar el trabajo en los suelos de la región: la siembra directa.

Pero cuando se incorporó el riego, además de darle estabilidad al sistema ganadero con el maíz y avanzar a una agricultura moderna, se apuntó a otro objetivo. Que un campo propio que era el que menos aportaba al resultado global de toda la compañía cambiara esa tendencia.

Estanar posee tres campos propios. Además de las casi 7876 hectáreas de Las Nenas en Huanguelén, la firma tiene 4500 hectáreas en General Villegas y 6500 hectáreas en Miramar. También trabaja una unidad de tierras alquiladas. En total, maneja entre propias y alquiladas para agricultura 30.000 hectáreas.

"Éste era el campo que tenía menor renta, el que aportaba menos al resultado global. La visión fue hacer lo posible para levantar el piso. Pusimos a este campo, que tiene un valor de la tierra inferior al establecimiento de General Villegas, a realizar un nivel de aporte [al margen] similar", señaló. En 2005, Las Nenas aportaba un 8% al resultado neto global de la empresa. Hoy su contribución es del 30%. Se expandió el negocio general y en ese crecimiento este campo representa el 30 por ciento.

Tomaron nota de que con una relación 2 a 1 en el valor de la tierra, por ejemplo respecto a General Villegas, incorporando la inversión en riego (en ese momento, en equipos unos US$ 1500 por hectárea) podían tener resultados similares a si hubieran comprado más tierras. "Por la mitad del valor de la hectárea, incluido el riego, estamos con resultados similares a zonas donde vale el doble la hectárea y accedimos a rentabilidad similares que teníamos en General Villegas", explicó.

Un elemento actuó como estimulo. Fue una visita de miembros del CREA América, grupo al cual pertenece con el campo de General Villegas. "Invitamos al grupo y el consejo fue que debíamos hacer una agricultura de excelencia, similar a la que podríamos hacer en Pergamino con la tecnología de la zona", señaló.

"Conceptualmente eso nos ayudó mucho. Aprendimos, estamos aprendiendo y queremos seguir aprendiendo", agregó.

A crecer

Cuando vieron los resultados del riego y pensaron en expandirlo en la agricultura, la rotación original para los equipos de riego era trigo/soja de segunda, soja de primera y maíz. Todo en un tercio para cada cultivo.

Para sorpresa, aparecieron negocios que en la firma no tenían en el radar. Surgió, por ejemplo, la producción de semilla de maíz para semilleros líderes. Esa puerta luego se abrió para girasol y colza.

De las 2000 hectáreas bajo riego, cada campaña 1000 hectáreas normalmente van a maíz semillero. Luego hay 400 hectáreas de girasol semillero y de 150 a 200 hectáreas con colza semillero. En resumen: de las 2000 hectáreas que se riegan, más de 1500 hectáreas se encuentran afectadas a semilleros.

En el resto de la superficie bajo riego hay trigo, cebada y soja de segunda de la misma empresa.

Las Nenas contabiliza 7876 hectáreas. De esa superficie que estaba destinada a la ganadería, 4500 hectáreas se trasformaron en agrícolas de alto rendimiento.

Dicho de otro modo: de una agricultura de 1000 hectáreas, allí pasaron a otra de 4500 hectáreas, 2000 con riego y 2500 en secano (40% de girasol, 40% de trigo o cebada con soja de segunda y 20% restante soja de primera).

Apostar por el riego llevó también a ajustar la agricultura en secano. "Mejoramos la agricultura en general e incorporamos suelos no regados a agricultura en secano también con mejores resultados", indicó.

Lo que se usa de riego es un riego complementario. En el promedio de todos los cultivos, están en unos 200 milímetros.

Las perforaciones -se toma agua de un acuífero- están a unos 90 a 110 metros, con caudales promedio para los pozos que se ubican en 180.000 litros/hora. Es un buen caudal para la zona.

Para el funcionamiento del riego se trabaja con gasoil. Hoy en la región no está disponible en volumen el suministro eléctrico necesario para el accionamiento.

Según el gerente general, con riego en maíz se puede presupuestar un rinde de 11.000 kilos, contra 4500 en promedio de la zona. En trigo, versus los 3500 a 4000 kilos en secano, en riego se apunta a 5500 kilos. En soja hay más variabilidad, pero aquí tuvieron 4000 kilos bajo riego.

Julianelli subraya el apoyo al cambio tecnológico de parte de la dueña de la empresa, Claudia Caraballo de Quentín. "Ella y el directorio tuvieron la visión de ir para adelante con este proyecto", destacó.

Para Las Nenas, donde trabajan 30 personas (en todo el grupo son 110 empleados), la inversión en riego se recuperó en seis años, tal como fue prevista. Transformaron el paisaje del campo en un Fórmula 1 e hicieron que aportara más al resultado global. Misión cumplida.

Atentos al medio ambiente

Estudios para medir el impacto de la actividad

En Estanar Estancias Argentinas les interesa que la actividad que realizan no entre en el conflicto con el medio ambiente. Para ello, la empresa forma parte de un grupo de riego zonal de Coronel Suárez, donde se intercambian experiencias, y se encuentra trabajando en estudios con la Universidad de Buenos Aires (UBA) para conocer el impacto en los acuíferos de la región. "Queremos ver qué pasa con los acuíferos y la calidad [del agua]. Hoy es muy buena. Nos interesa saber que no estamos impactando negativamente. Aparentemente no lo estamos haciendo", explicó Juan Martín Julianelli, gerente general de Estanar a LA NACION.

Por Fernando Bertello  | LA NACION

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