El asesino de Ángeles Rawson ocultó el cuerpo entre cuatro y diez horas antes de atarlo para poder arrojarlo a la basura. Previamente, el homicida sorprendió a la adolescente, intentóabusar sexualmente de la joven estudiante y la estranguló durante casi cinco minutos hasta matarla.

A estas conclusiones llegaron los peritos del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia que realizaron la segunda autopsia de la adolescente asesinada el 10 de junio de 2013, que ayer declararon en una nueva audiencia del juicio oral que se impulsa contra el portero del edificio de Ravignani 2360 por su presunta responsabilidad en el homicidio.

Todos los peritos oficiales que declararon ayer participaron de la segunda junta médica que había sido convocada por el primer juez del caso, Javier Ríos, para que se respondiera un cuestionario de 72 preguntas.

Ayer, los peritos ratificaron las conclusiones que habían consignado en la junta médica y comprometieron al imputado Mangeri.

Aunque agregaron un detalle revelador que indicaría que, luego de matar a Ángeles, el asesino ocultó el cuerpo en algún lugar del edificio de Ravignani 2360 para acondicionarlo con el objetivo de poder sacarlo del inmueble sin llamar la atención de los vecinos.

Para fundar esta sospecha, los médicos tuvieron en cuenta el hallazgo de livideces cadavéricas en el cuerpo de Ángeles. Según los forenses, las livideces se producen por la acumulación de sangre según la posición en la que estuvo un cuerpo.

El médico Roberto Cohen sostuvo: "La transposición de livideces que vi en Ángeles me hizo concluir que la víctima después de fallecida estuvo en decúbito dorsal entre cuatro y diez horas". La posición indicada por el forense significa que el cadáver estuvo boca arriba. "Luego cambiaron de posición el cuerpo, probablemente para acondicionar el cadáver para su descarte."

Según Cohen, el cuerpo presentaba "tres tipos distintos de ligaduras, y todas fueron post mórtem". Esas ataduras fueron realizadas por el asesino con hilo sisal en el cuello, una soga en el abdomen y una bolsa del supermercado en los tobillos.

Esas ataduras corresponden a las que presentaba el cuerpo de Ángeles cuando fue hallado el 11 de junio en la cinta transportadora de la planta de residuos de la Ceamse, y el hecho de que los peritos confirmaron que se realizaron después de muerta abonó la sospecha de que el homicida las hizo para acondicionar el cuerpo con el objetivo de poder cargarlo para sacarlo de la escena del homicidio y arrojarlo a la basura.

Esas livideces cadavéricas no fueron advertidas durante la primera autopsia de Ángeles y revelaron la existencia de un plan elaborado por el asesino para eliminar el cuerpo de la adolescente, que era la principal prueba que lo vinculaba con el homicidio.

Tanto Cohen como su colega Oscar Losetti coincidieron en que el asesino le fracturó al menos cinco costillas a Ángeles y la estranguló durante cinco minutos hasta matarla.

Ambos médicos, junto con la patóloga Adriana D'Adario, coincidieron en que Ángeles fue víctima de un ataque sexual. Esa presunción se fundó en las lesiones que presentaba el cuerpo en la zona genital y paragenital, que indicarían que la adolescente cerró las piernas con todas sus fuerzas para evitar ser abusada, mientras el agresor, bastante más pesado que ella, ejercía presión para intentar separarlas.(LaNacion)