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03/07/2015 19:00 hs

"Queremos la pena máxima", pidió el padre de un chico con síndrome de Down abusado

Argentina - 03/07/2015 19:00 hs
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"El daño que le hicieron es para toda la vida", dijo Diego Hernández a LA NACION; ayer comenzó el juicio contra un kinesiólogo que atendía al niño, de 4 años

No busca revancha, sólo justicia. Sabe que deberá transitar un camino que es largo, que va más allá del juicio que comenzó ayer en los Tribunales de San Isidro, pero está convencido de que tiene las pruebas necesarias para que el acusado de haber abusado sexualmente de su hijo Ramiro, que tiene síndrome de Down, sea condenado.

"Queremos la máxima pena que contempla el Código Penal para este delito, que son 20 años de cárcel. Pero sabemos que el daño que le hicieron a mi hijo es para toda la vida", dijo a LA NACION Diego Hernández, docente de 40 años y padre de la víctima.

El debate oral y público contra el kinesiólogo Pablo Torres, acusado de abuso sexual agravado, está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 3 de San Isidro, que preside el juez Marcelo García Helguera e integran sus colegas Verónica Di Tomasso y Raúl Luchelli Ramos. El Ministerio Público Fiscal está representado por José Ignacio Amallo.

Los hechos por los que está acusado el kinesiólogo Torres, según el expediente judicial, ocurrieron el 31 de octubre de 2013. Hacía poco más de dos meses que Ramiro había festejado sus tres años y volvía a atenderse en un centro terapéutico de San Fernando después de haber sido operado de una cardiopatía congénita.

"Un mes antes del abuso, Torres nos informó que Ramiro debía entrar solo al consultorio. Accedimos, pero pedimos como condición que cuidara a nuestro hijo y que la puerta estuviera abierta mientras durara la sesión de kinesiología", recordó Hernández horas antes de que empezara el juicio.

Pero ese fatídico 31 octubre de 2013, antes de comenzar la sesión de kinesiología, le comunicaron a Natalia, la madre de Ramiro, que debían cambiar de consultorio. "Torres le explicó que como iba a hacer otro tipo de terapia lo iba a llevar a otro lugar; ahí fue donde le tapó la boca a mi hijo y abusó de él", afirmó Hernández.

El niño salió del consultorio llorando. El abuso sexual fue descubierto por la madre de Ramiro cuando llegaron a su casa de Victoria, en San Fernando, y le cambió el pañal. "Encontró un vello púbico y al revisarle la cola le descubrió lastimaduras", recordó, con entereza, el docente.

Esa noche, Hernández regresó a su casa desde Moreno, su lugar de trabajo en una escuela de oficio, a las 20.30. En el recibimiento que le dio su hijo advirtió que algo había pasado. No lo saludó con efusividad, como hacía siempre. Natalia le explicó lo que había pasado. Él lo volvió a revisar y, según sus palabras, descubrió una dilatación anal.

"Lo primero que hice fue llamar a un amigo y preguntarle qué se hace en una situación de esta naturaleza, y me aconsejó llevarlo al médico. Fuimos al Sanatorio San Lucas, donde una pediatra constató lesiones graves y dio intervención a la policía", explicó Hernández, que es representado en el caso por el abogado José María Vera.

El docente y su pequeño hijo fueron derivados a la Comisaría de la Mujer de Martínez, donde se radicó la denuncia. En el hecho tomaron intervención el fiscal de San Fernando Amallo y el juez de Garantías de San Isidro Diego Martínez.

"A diferencia de otros casos de abuso sexual, al otro día de los hechos Torres fue detenido y llegó al juicio preso", afirmó Hernández.

Ayer fue la primera audiencia del juicio, maratónica. Empezó pasadas las 10 y terminó cerca de las 19.30. El acusado fue indagado y negó las acusaciones en su contra. Según fuentes judiciales que participaron del debate, Torres sostuvo que está preso por "una serie de mentiras".

Un testimonio dramático de ayer fue cuando declaró la madre de Ramiro. Por momentos, no pudo contener las lágrimas y lloró al recordar todo lo que sufrió su hijo desde aquel 31 de octubre de 2013.

Para Vera, el abogado que representa a la familia de la víctima, las declaraciones testimoniales de las directoras médicas del centro terapéutico Soles, donde se atendía Ramiro, fueron muy importantes.

"Las directoras médicas afirmaron que el 31 de octubre de 2013 el único profesional masculino que atendió en los consultorios fue Torres. Se trata de información clave porque en los peritajes hechos por el Cuerpo Médico Forense se encontró líquido prostático", dijo a LA NACION Vera, después de la larga audiencia de ayer.

Pero no hay material genético del acusado comprobado en la causa. El vello púbico que hallaron los padres de Ramiro no tenía un ADN completo, según contó el padre de la víctima, que igualmente afirmó: "Creemos que hay pruebas suficientes para encontrar culpable al acusado".

Poco después de los hechos, los padres de Ramiro se separaron. "En mi búsqueda de justicia para mi hijo, abandoné a mi familia", contó Hernández, conocedor del dramático camino que comenzó a andar esa traumática noche de 2013.

Pero la lucha de este padre no es sólo por su hijo. Su próximo objetivo, después del juicio, es conseguir que los delitos de abuso sexual contra menores de edad sean condenados con prisión perpetua.

"El dolor es para toda la vida. Nosotros nos concentramos en Ramiro y admiramos su fuerza y valor para seguir adelante", concluyó.. (La Nación)

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