Mientras Alemania espera que una ola de 800.000 personas busque asilo en su territorio este año, casi cuatro veces la cantidad de 2014 y mucho más que en cualquier otro país europeo, la canciller alemana, Angela Merkel, advirtió ayer que si no se logra un justo reparto de las cuotas de refugiados entre los socios del bloque las fronteras podrían volver a levantarse entre los Estados de la Unión Europea.



El reparto de refugiados por cuotas entre los países del bloque estará incluido en el plan conjunto que Alemania y Francia presentarán a sus socios en los próximos días para contener la crisis migratoria más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Si la UE no acuerda un reparto justo de estas personas, la canciller advirtió que "muchos" Estados miembros pondrán en cuestión el acuerdo de Schengen, que permite el libre tránsito.

"Si no logramos una distribución equitativa de los refugiados, muchos volverán a cuestionarse [el acuerdo de libre movimiento de ciudadanos] Schengen. Y eso es algo que no deseamos", respondió, en la tradicional conferencia de prensa de verano que se celebra en Berlín. Pese a todo, Merkel insiste en que la libertad de movimiento de ciudadanos es "un principio fundamental de la UE" que hay que preservar.



El gobierno alemán denuncia desde hace meses que el acuerdo de Dublín, según el cual los refugiados deben solicitar asilo en el primer país de la UE que pisen, no se está cumpliendo.

"Europa entera debe moverse. Todos los Estados miembros deben asumir su responsabilidad", dijo con gesto serio la canciller.

Alemania también protesta ante sus socios por soportar, junto con países como Suecia, la mayor carga de refugiados procedentes de países en crisis, como Siria. Las quejas se han intensificado ante el aumento de demandantes de asilo, que este año alcanzará el récord absoluto de 800.000 personas, cifra que cuadruplica la de 2014.

Merkel volvió a presionar ayer para que la cantidad de migrantes se reparta más entre los 28 países del bloque, un llamado que se ha topado con una fuerte resistencia, sobre todo de los países del Este, incluidos Eslovaquia, República Checa, Hungría y Polonia.

En ese sentido, la jefa del gobierno alemán y de la mayor economía de Europa resaltó que no acepta las excusas de algunos países, como por ejemplo Eslovaquia, que ha pedido no aceptar refugiados musulmanes porque es de mayoría católica, ya que está por encima "la dignidad de cada persona".

La propuesta de Berlín y París para enfrentar la crisis de los refugiados contempla asimismo una redefinición de los países de origen considerados seguros y la intensificación de los esfuerzos diplomáticos para estabilizar naciones y tratar de frenar conflictos como el de Siria. Los ministros de Interior de Francia y Alemania serán los encargados de explicar en detalle esta iniciativa a algunos de sus homólogos el 14 de este mes, cuando se desarrolle una reunión europea de emergencia sobre los refugiados. La jefa del gobierno alemán precisó que "lo que Europa está viviendo no es una catástrofe natural, pero sí una situación catastrófica", y llamó a aplicar "la tolerancia cero" contra los traficantes de personas. (Agencias)