El Dr. Marcelo José Molina es Juez en Primera Instancia del Tribunal Colegiado de Familia de Rosario, miembro del Consejo Provincial de niñas, niños y adolescentes en representación del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe, especialista en Derecho de Familia y profesor de las asignaturas Sociología de la Familia, Sociología Jurídica de la Familia y Metodología de la carrera de Postgrado de  Derecho de Familia en la Universidad de Rosario.

En su habitual columna, la periodista Mabel Sánchez dialogó en LV16 con el Dr. Molina acerca de diferentes realidades que involucran a los niños en cuanto a sus derechos y los problemas que surgen en el seno familiar y posteriormente llegan a la Justicia.

Uno de los puntos en cuestión fue el derecho del niño a ser escuchado. “¿Es lo mismo escuchar al niño que creerle?”, interrogó Mabel Sánchez, a lo que el Dr. Molina argumentó: "Muchas veces hay que buscar las conductas de los adultos que condicionan el decir de ese chico”.

“El que escucha al chico tiene que saber un principio general a mí juicio. El chico no miente. A lo sumo no dice la verdad, la tergiversa o la acomoda para pasarla lo mejor posible, especialmente si se encuentra en un marco de violencia”, señaló el Dr. Molina, agregando que esto suele ser habitual, ya que se “acomoda el discurso a los efectos de no seguir siendo victimizado por la situación. Hay una diferencia entre eso y mentir”.

En este caso, el rol de los jueces ante una situación donde el niño es víctima es crucial según el Dr. Molina: “Lo que tiene que saber el Juez es desentrañar qué es lo que este chico está diciendo, aún a través de aquello que nos parece poco verosímil o ajeno a la verdad”.

Paralelamente, también hay que desentrañar “cuál es el obrar de los adultos y cuál es la situación de violencia que está recibiendo ese chico donde se lo lleva a decir algo ‘acomodado’ a una situación que después no siente”, relató.

“Por eso la importancia de que el Juez escuche al chico. El contacto directo, donde puede observar su mirada, su postura ante la situación, eso el Juez no lo puede perder”, enfatizó.

Ante casos más complejos, donde el niño se vuelve víctima de la situación y debe contar su situación o sus problemas ante un gran número de personas, el tratar de evitarlo es el mayor de los desafíos indicó el Dr. Molina: “Cuando el chico llega al tribunal ya ha sido victimizado varias veces, sobre todo por las escuchas innecesarias”, afirmó, en referencia a que un niño que se encuentra en una situación vinculada a los derechos de la niñez y en una medida sancional, en general fue escuchado por una maestra, por el Centro de Salud, por un médico, etc.

“Cuando llega al Juez, ese chico ha sido varias veces escuchado a una suerte de juicio y de contradicción”, precisó el Dr. Molina, señalando que así el niño ya ha sido victimizado innecesariamente, por lo que hay que tratar de concentrar los encuentros, que sea una sola entrevista y no tener a ‘Messis’ de las disciplinas”, aunque la entrevista con el Juez “es imposible de evitar”. 

Finalmente, Mabel Sánchez deslizó aquella idea de decirle inicialmente al protagonista en cuestión “yo te creo”, a lo que el Dr. Molina asintió, ya que eso ayuda al chico a colocarlo en un lugar de “distención”.  

“En general, la consigna al principio es lo contario. Es decirle ‘’¡No te creo!’. No podemos entrevistar chicos como si entrevistáramos adultos. Hay que aprender a escuchar a los niños".
 

Informe16 – LV16.com