El integrante de Destino San Javier dialogó con Gente Necesaria en la previa de la presentación de trío en el Festival de Peñas de Villa María. “La música ayuda a sobrellevar la angustia de la gente”, expresó
“Uno termina agradeciendo a la gente que compra la entrada, va a vernos y en momentos complicados eso es muy importante”, agradeció Franco Favini en medio de un verano artístico marcado por la crisis económica.
Destino San Javier se presentará el próximo domingo 11 de febrero en el Festival Internacional de Peñas Villa María 2024, la misma noche en la que cantarán Luciano Pereyra, Soledad y Nahuel Pennisi .
En la previa, el hijo de Pedro Favini agradeció a sus seguidores que “hacen realmente sacrificios enormes, nos acompañan por todos lados del país, donde vemos sus banderas. Y es dificilísimo en esta época tan complicada del lado económico estar presente en tantos lugares, y sin embargo ellos disfrutan del show, de la presencia y de la foto que repetimos en cada uno de los lugares. Pero la verdad es que es una alegría siempre verlos ahí bajo el escenario”.
La situación económica impacta de lleno en los festivales veraniegos, algunos debieron suspenderse, tanto arriba del escenario como en las boleterías. Al respecto Franco dice: “Nosotros llevamos ocho años con Destino San Javier, y la verdad es que es increíble todas las cosas que hemos pasado. Esta crisis, que bueno, estas crisis tocan lamentablemente la Argentina cada diez años o un poquito más. Es algo cíclico, que sabemos que va a tocar y que vuelve. Y nos ha tocado vivir la pandemia, donde prácticamente dos años no hemos podido subir a los escenarios. Han sido momentos duros, pero una cosa tiene que ver con la parte del negocio y la economía, y otra cosa tiene que ver con el arte y con el espíritu. Podemos separar perfectamente esas dos cosas, y dentro de esa separación, por ejemplo, en pandemia, nos hemos encargado de contribuir desde nuestro lugar con todo lo que tiene que ver con lo espiritual, tratando de ayudar con música, con canciones, con contenido, para toda esa gente que no podía salir de su casa. Y bueno, ahora en momentos difíciles también tenemos otras salidas, pero también tratamos de estar presentes en todos los lugares donde se puede para contribuir, y valoramos mucho la presencia de la gente que nos acompaña”.
- ¿Sienten que la gente, a pesar de la angustia y el dolor, tiene la necesidad de cantar, de bailar, de sentirse en comunidad, de expresarse y de sonreír?. En ese sentido el trabajo de los artistas es fundamental, ¿no?
“Exactamente. Es el remedio al alma y al espíritu. Es la vacuna que no se ve, pero se necesita, sin duda se necesita, porque un pueblo angustiado, ni siquiera hablar ni ver la sociedad, estamos hablando de una familia triste, una persona que vive sola, que está angustiada, tiene muy pocas cosas que la pueden ayudar. Y en este caso creemos que la música ayuda mucho a eso. Es una de las pocas herramientas que realmente pueden sacar una depresión con una canción, una sonrisa, trasladarte o moverte a un lugar alegre, más allá de que tu presente no lo sea. Y eso nosotros lo valoramos, lo sabemos. Por eso es que también trabajamos mucho, no solamente en las canciones, sino también en el espectáculo. Que esté todo bien, que estén las luces, que estén sonidos, que esté la pantalla, que estén los músicos. Todo eso no tiene que ver con una cuestión de dar un buen espectáculo, sino que saber que todas esas cosas son las herramientas para poder llegar al corazón de la gente”.
- En esta época de un cambio tan rotundo en los ritmos musicales y cambios fundamentales que se dan en la industria discográfica en general, ¿hay un debate entre ustedes respecto de las canciones, por dónde deben ir, por dónde deben transitar, si es que deben transformarse sin perder la esencia?
“Sí, son conceptos que creo que cada persona, cada uno, ni siquiera cada artista, porque nosotros dentro del trío, cada uno de los integrantes puede tener un criterio distinto. Yo festejo mucho el presente de la música argentina, con toda esta música urbana que estamos exportando a todo el mundo y que se está transformando como en el nuevo rock de los ochenta, o en el rock nacional, ahora tenemos toda esta camada de gente joven, que nos enseña mucho también, desde el punto de las colaboraciones, nos ha enseñado a los que somos un poquito más grandes a no ser tan mezquinos y compartir la música todos con todos, de generar más canciones. Y bueno, la verdad que a mí me gusta mucho el presente, vemos permanentemente en todos los festivales por todo el país, mucha gente joven, muchísima gente joven, que disfruta con la gente mayor, con la gente de todas las edades, los mismos géneros. Por ejemplo, ahora hicimos de la Zamba de Jesús María una nueva versión, junto con La Conga, donde los invitamos a hacer una pequeña participación así de cuarteto, dado que el festival está también muy fusionado entre folclor y cuarteto, y la versión está moderna, pero a su vez está respetada. Y eso es un poco, creo, la definición. Es tratar de generar modernidad, de generar, de dar un paso en cuanto al color, todo lo que la tecnología ayuda para lo que es hoy en día el sonido, pero no perder la esencia ni de la canción, ni del arreglo musical, ni de lo que la canción tiene que transmitir con el sentimiento que tiene que transmitir. Eso es lo que no se debe perder, y es fundamentalmente lo que buscamos en cada una de las reversiones y de la expresión de las canciones más antiguas”.
- ¿Cómo asumen los nuevos ritmos, y las nuevas formas de decir? Hoy, ¿cuáles son los desafíos que tiene un artista?
- “Bueno, hay distintos criterios con ese tema. La gente joven, en el caso, por ejemplo, del trap y otros rubros un poco más urbanos, tienen una forma mucho más concreta y más directa de decir las cosas. Tal vez con una poesía más extensa, porque esas canciones tienen kilómetros de letras, pero más directa. Pero todo es cíclico, todo es cíclico en la vida. Cuando creemos que llegamos a un punto donde no hay nada que cantar y donde no hay nada que decir, llegamos a un pico abajo y de repente volvemos con canciones románticas, que es algo, por ejemplo, que nosotros defendemos mucho en los festivales, donde viene todo permanentemente en grupos folclóricos y nosotros rompimos con alguna canción romántica y, sin embargo, el público y la gente lo acepta de la mejor forma. Y creo que todo es cíclico. Lo que hoy está de moda, mañana va a dejar de serlo, pero pasado mañana va a volver a ser moda. Así que en ese sentido no me preocupo porque las temáticas van permanentemente rotando.
- ¿Y vos qué escuchas, Franco?
“Yo escucho de todo. La verdad, soy muy amplio. Me gustan muchos artistas nacionales, extranjeros, en español, en inglés. Me gusta desde Fito Páez, Michael Bublé, que viene heredado de mi gusto por Sinatra. Me gusta mucho Nati Peluso. Me parece un artista, dentro de las nuevas, con una excelente voz. Pero también escucho a Yupanqui, a Guaraní. Y también Los Chalchaleros y colecciones de folclore de canciones viejas. Bueno, Los Cinco del Norte, el grupo donde eran mi tío y mi viejo antes que entrar a San Javier. Y ahí voy disfrutando de todas esas opciones”.
- El domingo 11 de febrero vas a estar con Bruno y con Paolo en el escenario de Villa María. ¿Qué se puede esperar del show? ¿Qué tienen planeado?
“La verdad es que siempre son shows muy lindos porque es increíble el clima que se da. Más allá de la inmensidad y la cantidad de gente, esa posibilidad de conectarnos. Y lo que vamos a buscar es eso, es conectarnos, poder lograr un ida y vuelta con esa gran cantidad de público que nos acompaña y que disfruta de las canciones. Tanto de nuestros viejos como de la nueva propuesta, como lo que nosotros vamos de a poquito generando. Y bueno, una noche mágica junto a Nahuel, junto a la Sole, junto a Luciano Pereira. Creo que va a ser una noche muy linda para la gente que desde temprano ya vaya a ver. Y creo que es una de las cosas también más lindas es que el público de cada uno de los artistas va a poder ver algo distinto y va a generar mucha diversión en una noche larga”.